Mientras más me preparo, mejor improviso.
Esta semana les hablo del jazz y los equipos creativos, de un libro de Bono, de la primera serie de Stallone en televisión y de cuando los que se supone son buenos, son los malos.
Hace poco tuve la suerte de estar en una charla en Columbia Business School, donde el director del programa de música nos hablaba del jazz mientras con su banda interpretaba distintas piezas, algunas basadas en una partitura, otras producto de la improvisación entre los músicos.
El jazz es un ejemplo increíble del buen trabajo en equipo, y es que allí cada uno de los integrantes tiene la oportunidad de brillar por sí mismo, pero a la vez en la medida en la que se articulen con el resto del grupo tendremos nuevas y mejores ejecuciones. Por ejemplo, su cercanía y la capacidad que tengan de leer al resto de sus compañeros los harán mantener el ritmo y la armonía, y de paso tener una buena ejecución.
Es completamente distinto a lo que pasa en una orquesta sinfónica, donde un director dice exactamente a cada miembro qué tiene que hacer y cómo. En el jazz, es una constante negociación e improvisación, en el mejor sentido de la palabra.
Cada banda de jazz tiene elementos que se asemejan a los d…
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