La realidad es artesanal.
En la última entrega del año les hablo del tiempo, de la inteligencia artificial, de por qué ahora somos artesanos, y les recomiendo una serie para dudar de lo que ven tus ojos.
“La realidad sólo se revela cuando es iluminada por un rayo de poesía, en torno a nosotros está totalmente adormecida”.
-Georges Braque
Esa cita de Braque me ha acompañado desde hace muchos años, junto a alguna de Voltaire y otra de Saint-Exupéry, porque creo firmemente que lo que vivimos, lo que experimentamos en la vida, es en un gran porcentaje lo que queremos que sea. Si, hay cosas que no podemos cambiar, hay experiencias que van a pasar porque si, pero nuestra reacción a esas cosas y el matiz que le demos, es lo que va a hacer que nuestra vida sea mejor…o no.
Hay un tema que está “de moda”, por decirlo de alguna forma, que está en todas partes en este momento: la Inteligencia Artificial, o AI por sus siglas en inglés. Hay miles de aplicaciones ya disponibles para el consumo y la recreación, hasta para el trabajo, con las que puedes conversar por horas sin sospechar que hablas con una máquina, mejor dicho, con un código que se va ajustando y va aprendiendo de ti.
Hay ya aplicaciones a las que les pides que escriban un artículo por ti, le dices los temas, y mientras más específico seas con eso, el contexto, personajes y lo que se te ocurra que deba tener, más rico y parecido a lo que escribe un ser humano va a ser. Estuve tentado a pedirle que escribiera este artículo, pero preferí hacerlo yo mismo, y luego entenderán la razón.
Ni hablar de las aplicaciones que generan gráficos, imágenes, logos, diseños de afiches, objetos con apariencia real y hasta con la profundidad de campo, colores y estilos que tu quieras. Esta imagen acá abajo es completamente creada con mis instrucciones en un chat de Discord a Midway, una de esas herramientas, (eso si, la orden es de unas 200 palabras para que quede así mismo, pero por supuesto que puedes crear algo más sencillo y rápido con menos instrucciones, como por ejemplo la imagen del título, que solo tiene 30 palabras).
Generar esos textos, esas imágenes, (incluyendo tus propios avatares para usar donde te plazca), requiere de un gran poder computacional, impensable hace apenas unos años. Hoy en día igual es un ejercicio tecnológico muy costoso, de millones de dólares al día, pero que es llevado a nosotros “gratuitamente” a cambio de nuestro trabajo entrenando a esa inteligencia artificial, no solamente con nuestras fotos, (que compartimos sin problema para obtener de allí un avatar con un traje espacial), también se alimenta de todo lo que ve en Internet (y por eso le puedes pedir una imagen de Doctor Strange y decirle que se parezca a Benedith Cumberbatch y no al del cómic), con nuestra información y los refinamientos que le pedimos. Esa inversión de millones de dólares requiere de nuestros sentimientos, nuestro estado de ánimo, nuestras ideas y nuestra creatividad para entrenarse y aprender a ser más o menos como nosotros en el momento preciso que fue alimentada por nosotros.
Y hasta algunos piensan que allí hay una ventaja de la “máquina” contra el creativo: la máquina no se enferma, no se pone triste, no tiene problemas buscando la musa…pero tampoco está en su período azul como Picasso, ni tiene el carácter de Gaughin, ni el tono de voz de Freddie Mercury, ni la picardía de Charles M. Schulz cuando pone a su personaje de dibujos animados, Snoopy, a escribir en una tipográfica clásica aquello de “era una noche oscura y tormentosa”, (“It was a Dark and Stormy Night”, del World Famous Author).
Ese código debe ser alimentado por nosotros, y cuanto más te hayas preparado, cuanto más sepas de literatura, de diseño, de dibujo, de fotografía, de música, de cine, de matemáticas…de la cultura que hemos construído los humanos sobre esta tierra, mejores serán las instrucciones que daremos a ese código, y mejores los resultados.
Aunque usamos computadoras como herramientas, ahora somos artesanos, como esos que pasaban un par de generaciones haciendo las puertas de un castillo en la edad media, o años pintando el techo de la capilla sixtina. Ahora somos artesanos con otras herramientas, y eso nos llevará a poder crear más y mejores obras, más y mejores creaciones.
Los griegos tenían dos conceptos cuando hablaban del tiempo, de cómo experimentamos el tiempo. Uno era Chronos: el tiempo secuencial, cronológico, el de la planificación, con el que nos ponemos de acuerdo para llegar a una hora (o nos molestamos porque llegamos tarde). Chronos es el consenso, y es necesario para ponernos de acuerdo unos con otros en este mundo inmenso en el que vivimos (¿cuántas veces has preguntado “qué hora es allá”?).
Pero los seres humanos además somos seres espirituales, creativos, (mucho, poco, no importa, siempre es algo). Allí aparece Kairos, que es el momento preciso y oportuno cuando pasa algo que recuerdas siempre, o por mucho tiempo. Ese “parece que fue ayer” o “qué rápido pasa el tiempo cuando uno está haciendo lo que le gusta”.
Kairos es como los griegos llamaban a esa dimensión en donde viste un espacio tan hermoso que te hizo llorar, o ese momento que siempre recordarás, no importa cuándo pasó.
Por eso veo a la Inteligencia Artificial como una forma de ahorrarme bastante del tiempo transaccional, y ocuparme más de la creatividad, de las sensaciones, de disfrutar de esos momentos con la gente que queremos. O disfrutar tu mismo, contigo mismo, de tus momentos, que también es necesario e importante.
La máquina y el código puede aprender a hacer cosas transaccionalmente, pero aun no han llegado a esa dimensión en la que transitamos los humanos y que los griegos llamaban Kairos, así que alimentemos nuestro propio ser con esos momentos, con esa información, con esos sentimientos para ser mejores artesanos en lo que sea que hagamos.
The Capture (Peacock). Una de las “aplicaciones” que hacen que dudemos de lo que vemos y no podamos distinguir si es real o no, al menos a simple vista, es el llamado “deepfake”. Hemos visto videos de un Tom Cruise que no es Tom Cruise, o de Morgan Freeman diciendo “yo no soy Morgan Freeman”. Pues la AI es usada para reconocimiento facial avanzado, pero también para deepfake, y en esta serie con dos temporadas, producida por la BBC One y que podemos ver allí o en Peacock (o su equivalente en el país que vean sus streamings), una detective trata de exponer un caso en el que inocentes son acusados con pruebas en video, de actos que en realidad no cometieron…o si?
Es una de las mejores series que vi en el año, con una producción y actuaciones extraordinarias, para mi top 5.
Glass Onion: A Knives Out Mystery (Netflix). Con un reparto genial, que como sabemos no siempre garantiza que el producto sea bueno, Rian Johnson nos trae una película de misterio, que yo prefiero llamar comedia, perfecta para cerrar el año.
Es una secuela de la original Knives Out, que sin duda tenía un componente de misterio mucho mayor (y menos de comedia), que me deja dos cosas principalmente: admiración por la actuación de Janelle Monáe, y un mensaje genial.
Uno de los personajes es una especie de composición de Elon Musk con varios otros gurús o intentos de gurús, Miles Bron. Hay un “famoso de Twitch”, una estrella venida a menos que se jacta de “decir todo como es, por eso la gente piensa que es incómoda”. Acerca del primero, Benoit Blanc (el personaje de Daniel Craig) dice: “como todo el mundo, pensaba que Miles Bron era un genio complicado…en realidad es un idiota!”. Del personaje que “dice todo como es”, aclara “es peligroso confundir hablar sin pensar en lo que se dice, con hablar con la verdad”, y es increíble como hay tanta gente así.
Denle una mirada, sin muchas aspiraciones más que pasar un rato de entretenimiento.
Atsuko Okatsuka: The Intruder (HBO Max). Un maravilloso especial de stand-up de la comediante Atsuko Okatsuka, que algunos pueden conocer porque fue la que inventó con su abuela el #Dropchallenge en TikTok (inspirada en Beyoncé). Este especial, dirigido por Tig Notaro, nos habla de inmigración (Okatsuka nos habla de su natal Taiwan, de cómo pasó su infancia en Japón y luego emigraron a EEUU, específicamente a Los Ángeles, con su humor muy especial y una personalidad increíble que nos hace querer ver más cosas de ella en el futuro próximo.