La belleza de la diferencia.
No tenemos que entenderlo todo, a veces solo tenemos que respetar al otro.
A veces me detengo a tratar de entender cómo es posible que algunas personas apoyen ideas o movimientos que parecen ir en contra de su propia libertad y bienestar. Es difícil no sentir una mezcla de asombro y frustración al ver cómo alguien defiende con vehemencia lo que, desde nuestra perspectiva, parece limitar su capacidad de vivir en paz y tomar sus propias decisiones.
En otros momentos me confunde como una idea que a mi me parece está muy clara, no es entendida por otros, que quizá ven el problema o la realidad de una forma distinta a como la veo yo. Pero a veces también pienso que quizás no sea necesario entenderlo todo. A veces, simplemente debemos aceptar que no todos vemos la belleza en las mismas cosas, y eso está bien.
La diversidad de opiniones es parte de lo que nos hace únicos y, a la vez, nos une como seres humanos. Algunos encuentran paz en la cultura y en la tranquilidad, otros en el caos y la confrontación. Y aunque esto pueda parecer inexplicable, no significa que unos sean mejores que otros. Lo que realmente importa es cómo manejamos esas diferencias. En un mundo ideal, la diversidad de pensamiento sería un puente, no una barrera. Pero el respeto es la clave; el respeto por la manera en que cada uno de nosotros elige vivir su vida.
Claro, hay una línea que no debemos cruzar. El desacuerdo no debe convertirse en una excusa para la violencia o la discriminación. Todos tenemos derecho a nuestras propias opiniones, siempre y cuando esas opiniones no se conviertan en herramientas para oprimir, segregar o menospreciar a otros. La libertad de pensar y sentir de manera diferente es sagrada, pero esa libertad termina donde comienza el daño a los demás.
Al final del día, no se trata de quién tiene razón o quién está equivocado. Se trata de vivir y dejar vivir. Si podemos aprender a convivir con nuestras diferencias, si podemos encontrar una manera de respetar al otro, entonces estaremos un paso más cerca de un mundo donde todos puedan vivir en paz.
Así que, la próxima vez que te encuentres frente a una opinión que te parezca incomprensible, recuerda: no siempre necesitamos entender, a veces solo necesitamos respetar, o a seguir adelante y dejar esos enigmas a un lado.
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Qué difícil gestionar la diversidad de pareceres. En teoría suena sencillo, no hay más que voluntad. Pero en la práctica se vuelve tan complicado que supone muchas veces renunciar a tus propias creencias. Es un deporte de alto riesgo, hacerlo y dejarlo de hacer.
A veces no es necesario ni siquiera tener la razón. Hemos visto como millones de personas han sido oprimidas tan solo por la terquedad de imponer una manera de pensar. El no darle valor a la diferencia, hasta se puede convertir en un crimen. Gran tema estimado, gracias. :)