Año nuevo, ¡a cambiar todo! (¿o no?)
La paradoja de Chesterton y la esencia del cambio en la era moderna.
Primero lo primero, ¡feliz año para todos ustedes! Pronto les comparto el enlace para tener una copia de REMIX, mi libro con el quiero que abramos el 2024 especialmente cargados de energía, de ideas, de ganas de hacerlas realidad.
Como primera entrega de este año, que es un momento en el que todos hacen listas de sus propósitos y que gracias a esa sensación de que estamos comenzando de cero y todo es posible (aprovechemos el impulso, claro que si), todos estamos hablando de cambiar para ser mejores que ayer, les hablo justamente de eso: de la esencia del cambio en nuestros tiempos. El título es un poco click bait, si señor.
La paradoja de Chesterton y cómo decidir qué debemos cambiar.
En la era de la innovación constante y la disrupción tecnológica, es fácil caer en la trampa de cambiar por cambiar. A menudo escuchamos el mantra de "romper con lo establecido", una filosofía que impulsa a muchos empresarios y líderes a desafiar el status quo. Sin embargo, me parece pertinente comenzar el año recordando la sabiduría contenida en la paradoja de Chesterton. Este principio, aunque antiguo, tiene una relevancia sorprendente en nuestro tiempo: antes de deshacernos de una tradición o práctica establecida, debemos entender por qué existe en primer lugar.
Propuesta originalmente por el escritor G.K. Chesterton, esta paradoja sugiere que no se deberían eliminar las convenciones o tradiciones sin primero comprender su propósito original. Particularmente me parece indispensable entender los procesos y para que existen cuando tengo que optimizarlos o incluso, cuando decido crear uno nuevo.
Chesterton argumenta que las normas y prácticas establecidas en la sociedad a menudo tienen razones fundamentales para su existencia, aunque estas razones no sean inmediatamente obvias. El principio aboga por la importancia de reconocer y entender la historia y la razón detrás de una tradición antes de decidir cambiarla o descartarla. A menudo para explicarla se usa la metáfora de una cerca en un campo: no se debe derribar una cerca sin saber por qué fue construida, pues podría estar cumpliendo una función vital desconocida. (En arquitectura puede ser algo similar a “¿Por qué no quitas esta columna de aquí?”).
Consideremos el ejemplo clásico del horario laboral de 9 a 5. En la era del trabajo remoto y la flexibilidad, muchos podrían cuestionar la necesidad de este horario. Pero, antes de descartarlo por completo, debemos analizar sus raíces. Originalmente, este horario fue una gran mejora en comparación con jornadas laborales mucho más extensas, representando un equilibrio entre trabajo y vida personal. Si bien puede ser apropiado evolucionar hacia una mayor flexibilidad, es importante reconocer y respetar el propósito original de esta estructura. Y claro, si hace falta, cambiarla.
Como saben, si me han leído alguna vez, estoy firmemente en contra de hacer las cosas de una manera específica solo porque "siempre se ha hecho así". Sin embargo, igualmente me opongo a cambiar algo solo por el hecho de cambiarlo, solo por “ser disruptivos” sin sentarnos a pensar la razón, sin comprender la razón detrás de lo existente. Este equilibrio entre respeto por el pasado y ambición por el futuro es el núcleo de una estrategia exitosa. No se trata de rechazar la innovación, sino de abrazarla con un profundo entendimiento de su propósito y sus raíces.
En conclusión, la paradoja de Chesterton nos enseña una lección valiosa en el mundo empresarial: cada tradición, cada práctica establecida, tiene una historia, un porqué. A veces tiene sentido, a veces es simplemente remiendos y parches sobre una estrategia que no funcionaba.
Como líderes e innovadores, nuestro desafío es discernir cuándo una práctica ha cumplido su propósito y cuándo todavía tiene algo valioso que ofrecer. Al hacerlo, no solo honramos el legado de aquellos que nos precedieron, sino que también pavimentamos un camino más consciente y sostenible hacia el futuro.
Como les comenté, en pocos días les comparto por acá las coordenadas para que tengan mi libro, REMIX, en sus manos. Si estás listo para conectar los puntos entre la tecnología y tu creatividad, ese va a ser tu punto de partida.
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Cambiar todo, no creo, he notado que algunas veces se proponen cambios de visión o en el rumbo de vida para el venidero año, porque es sinónimo de avance.
Puede que haya años duros o poco amables, depende tal vez de las metas propuestas, aquellas logradas o conseguidas y por supuesto de cuanta suerte nos ha asignado el azar, que de todas formas es medible...
Al igual que sus predecesores, sin embargo, este 2023 que acaba de pasar y todos los anteriores, nos trajeron hasta aquí, algo bueno nos propusieron, en algo deben habernos nutrido, deben habernos ayudado a mejorar y evolucionar.
Hay oportunidades en que un cambio de viraje es necesario o imprescindible, pero al igual que en un proceso de diseño, si tenemos ya una idea armada como base sobre la que hemos trabajado, lo más probable es que todo cambio sea una continuación o evolución de la visión anterior, para seguir alimentando la data, para ir puliendo, perfeccionando, ajustando...
Emprender una nueva idea está más relacionada con una nueva propuesta, con nuevos objetivos y nuevas metas, pero toda nueva idea vendrá acompañada de nuevas visiones según nuevos parámetros, pero que en ningún caso negarán las ideas anteriores, por el contrario, se nutrirán de ellas para bien o para mal, para llegar posiblemente a mejores conclusiones, enfocados siempre en tomar las nuevas oportunidades con espíritu dispuesto y renovado...